25 de Diciembre de 2024
17:23 hs
17:23 hs
19
Enero
Jueves
PRESENTACIÓN DEL LIBRO: "ENCUENTROS EN LA BADÍA. GDEIM IZIK, PRESENTE" DE FERNANDO LLORENTE
LUGAR: En El Salón De Actos De La Casa De Cultura
HORA: 20 H.
HORA: 20 H.
Presentación del libro "ENCUENTROS EN LA BADÍA. Gdeim Izik, presente" de Fernando Llorente
En el acto, que contará con la presencia del autor y será presentado por Javier Bonet, leerá poemas saharauis la actriz Raquel Martín, acompañada por la guitarra de Manuel Díaz.
Organiza la ONG Cantabria por el Sáhara
Colabora el Excmo. Ayuntamiento de Laredo
Entrada libre hasta completar aforo.
En el acto, que contará con la presencia del autor y será presentado por Javier Bonet, leerá poemas saharauis la actriz Raquel Martín, acompañada por la guitarra de Manuel Díaz.
Organiza la ONG Cantabria por el Sáhara
Colabora el Excmo. Ayuntamiento de Laredo
Entrada libre hasta completar aforo.
ENCUENTROS EN LA BADIA, Gdeim Izik, presente.
El día 8 de noviembre de 2010 fue desmantelado por las fuerzas de ocupación marroquíes, con salvajismo y ferocidad además de con alevosía y nocturnidad, el campamento de protesta de Gdeim Izik, en las inmediaciones de la ciudad ocupada de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, que en principio había levantado un grupo de jóvenes saharauis, y que llegó a reunir a más de 20.000 personas cobijadas en 4.000 jaimas.
El 10 de octubre de 2010 la protesta permanente de los saharauis, que desata cada día el instinto criminal de las fuerzas de ocupación marroquíes, tomó un rumbo que trascendiera los límites de su sufriente existencia torturada y llamara a la cordura, si le queda algo de ella, de la comunidad internacional.
Transcurrido apenas un mes desde su instalación y crecimiento, los ejércitos enemigos no repararon en medios bélicos y otros horrores para arrasar el campamento, en un intento inútil por acallar estruendosamente la protesta contra la bárbara ocupación, sin que la comunidad internacional manifestara indignación, mucho menos condena.
Por el contrario, aceptó las acusaciones de culpabilidad con las que el reino de Marruecos condenó a los saharaui. La comunidad internacional bendijo así, una vez más, la ocupación ilegal y el terror que vulnera insistentemente los derechos humanos del Pueblo Saharaui.
El autor sale al encuentro de unos estados de ánimo que, presos de la impotencia, ensombrecen la luz y enrarecen el aire de la badía, la Tierra Liberada del Sáhara Occidental, hermoso y duro territorio en el que una parte del Pueblo Saharaui habita con sus rebaños de cabras y camellos. Y en donde el autor se reencuentra con una parte de sí mismo.
El día 8 de noviembre de 2010 fue desmantelado por las fuerzas de ocupación marroquíes, con salvajismo y ferocidad además de con alevosía y nocturnidad, el campamento de protesta de Gdeim Izik, en las inmediaciones de la ciudad ocupada de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, que en principio había levantado un grupo de jóvenes saharauis, y que llegó a reunir a más de 20.000 personas cobijadas en 4.000 jaimas.
El 10 de octubre de 2010 la protesta permanente de los saharauis, que desata cada día el instinto criminal de las fuerzas de ocupación marroquíes, tomó un rumbo que trascendiera los límites de su sufriente existencia torturada y llamara a la cordura, si le queda algo de ella, de la comunidad internacional.
Transcurrido apenas un mes desde su instalación y crecimiento, los ejércitos enemigos no repararon en medios bélicos y otros horrores para arrasar el campamento, en un intento inútil por acallar estruendosamente la protesta contra la bárbara ocupación, sin que la comunidad internacional manifestara indignación, mucho menos condena.
Por el contrario, aceptó las acusaciones de culpabilidad con las que el reino de Marruecos condenó a los saharaui. La comunidad internacional bendijo así, una vez más, la ocupación ilegal y el terror que vulnera insistentemente los derechos humanos del Pueblo Saharaui.
El autor sale al encuentro de unos estados de ánimo que, presos de la impotencia, ensombrecen la luz y enrarecen el aire de la badía, la Tierra Liberada del Sáhara Occidental, hermoso y duro territorio en el que una parte del Pueblo Saharaui habita con sus rebaños de cabras y camellos. Y en donde el autor se reencuentra con una parte de sí mismo.