21 de Diciembre de 2024
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FIESTA Y ESPECTÁCULO EN EL I DESCENSO DEL ALTO DE LAREDO
28 de Mayo de 2012
(Ver galería Tono Reguera) (Ver galería Carlos Pérez)
Cientos de personas ocuparon ayer arcenes, cunetas y laderas del alto de Laredo para presenciar una espectacular competición deportiva de vertiginosos descensos sin ayuda de motor. Patines, longboards, bicis sin pedales, skeleton, street luge y las siempre impactantes goitiberas, de rodamientos o neumáticas, se relevaron para deleitar a unos aficionados que se rompieron las manos aplaudiendo la destreza exhibida por los pilotos.
Participantes llegados de Madrid, Asturias, Euskadi y, por supuesto, Cantabria, brindaron igualadísimos duelos en los que varios campeones de España e incluso un Campeón del Mundo demostraron lo divertido, plástico y frenético que resultan todas estas modalidades desconocidas para el gran público.
La prueba, organizada por la concejalía de Turismo y Festejos del Ayuntamiento de Laredo, tuvo dos partes bien diferenciadas. La matinal se caracterizó por el auténtico disfrute de alrededor de 70 deportistas de categorías “ligeras”, que disfrutaron durante tres horas de un circuito blindado por la Policía Local para permitir bajadas “ a tumba abierta” que en algún caso hubieron de ser frenadas por las cubiertas y los fardos de paja desplegados a lo largo del recorrido.
Cada descenso de todos los participantes fue seguido de un ágil remonte hasta la salida por parte de dos camionetas de la Brigada Municipal, cuyos efectivos hicieron un sobresaliente trabajo acotando y protegiendo las zonas más peligrosas del trazado.Mientras esto ocurría a pie de asfalto, la plaza de la Constitución, junto al antiguo Ayuntamiento, acogió el parque cerrado dedicado a las carrilanas, goitiberas o neumáticas, auténticos prototipos artesanales capaces de desarrollar velocidades que, según pendientes, logran rebasar los100 kilómetros por hora.
La extraordinaria afluencia de participantes causó pequeños problemas de logística a la organización, cuyos vehículos resultaron insuficientes para devolver a lo más alto del circuito a todos los aspirantes a anotarse el triunfo en esta primera edición. Enlazados unos con otros, su paso a través de las curvas más cotizadas de la bajada se convirtió en excusa para el griterío de unos espectadores que, salvo excepciones, supo combinar el disfrute del espectáculo con el mantenimiento de las más elementales normas de seguridad.
Miembros de la Federación de Deportes de Inercia se encargaron de controlar el correcto desarrollo de la competición propiamente dicha. Las veinte monturas inscritas en categorías “pesadas” bajaron por el sistema de contrarreloj. El resto de modalidades se disputó en formato de eliminatorias, permitiendo estampas preciosas de cinco deportistas negociando a la par los primeros metros del recorrido.
Continuidad
Los apenas mil metros de descenso dejaron espectaculares cronos para el recuerdo de una primera edición que, a tenor de lo escuchado al alcalde, Ängel Vega, y a la propia concejal de Turismo y Festejos, Laura Recio, “tiene asegurada su continuidad visto el éxito de público cosechado”. Los más veloces culminaron el trayecto de salida a meta en 37 segundos, un registro increíble si se tiene en cuenta lo virado de algunos tramos y la ausencia absoluta de otro impulso que no fuera la propia inercia de cada elemento.
Las expresiones de asombro y las caras de satisfacción confirmaron el acierto de una iniciativa que llenó de ambiente las calles pejinas en una jornada en la que hasta lo meteorológico quiso sumarse a la fiesta con unos cielos despejados que hicieron sudar de lo lindo a los asistentes.
El buen hacer de la Policía Local, la Brigada Municipal, Cruz Roja la veintena de voluntarios de la organización permitieron minimizar los riesgos e hicieron compatible el sellado de la bajada con la circulación garantizada en los barrios de San Antonio y El Tinaco, los más afectados por la competición.
La entrega de trofeos confirmó el buen ambiente que reina entre unos deportistas encantados con el arranque de una nueva prueba a la que muchos ya se han comprometido a regresar. Un debut inolvidable para quienes ya han puesto la de Laredo como una cita fija del calendario anual de competiciones.
La prueba, organizada por la concejalía de Turismo y Festejos del Ayuntamiento de Laredo, tuvo dos partes bien diferenciadas. La matinal se caracterizó por el auténtico disfrute de alrededor de 70 deportistas de categorías “ligeras”, que disfrutaron durante tres horas de un circuito blindado por la Policía Local para permitir bajadas “ a tumba abierta” que en algún caso hubieron de ser frenadas por las cubiertas y los fardos de paja desplegados a lo largo del recorrido.
Cada descenso de todos los participantes fue seguido de un ágil remonte hasta la salida por parte de dos camionetas de la Brigada Municipal, cuyos efectivos hicieron un sobresaliente trabajo acotando y protegiendo las zonas más peligrosas del trazado.Mientras esto ocurría a pie de asfalto, la plaza de la Constitución, junto al antiguo Ayuntamiento, acogió el parque cerrado dedicado a las carrilanas, goitiberas o neumáticas, auténticos prototipos artesanales capaces de desarrollar velocidades que, según pendientes, logran rebasar los100 kilómetros por hora.
La extraordinaria afluencia de participantes causó pequeños problemas de logística a la organización, cuyos vehículos resultaron insuficientes para devolver a lo más alto del circuito a todos los aspirantes a anotarse el triunfo en esta primera edición. Enlazados unos con otros, su paso a través de las curvas más cotizadas de la bajada se convirtió en excusa para el griterío de unos espectadores que, salvo excepciones, supo combinar el disfrute del espectáculo con el mantenimiento de las más elementales normas de seguridad.
Miembros de la Federación de Deportes de Inercia se encargaron de controlar el correcto desarrollo de la competición propiamente dicha. Las veinte monturas inscritas en categorías “pesadas” bajaron por el sistema de contrarreloj. El resto de modalidades se disputó en formato de eliminatorias, permitiendo estampas preciosas de cinco deportistas negociando a la par los primeros metros del recorrido.
Continuidad
Los apenas mil metros de descenso dejaron espectaculares cronos para el recuerdo de una primera edición que, a tenor de lo escuchado al alcalde, Ängel Vega, y a la propia concejal de Turismo y Festejos, Laura Recio, “tiene asegurada su continuidad visto el éxito de público cosechado”. Los más veloces culminaron el trayecto de salida a meta en 37 segundos, un registro increíble si se tiene en cuenta lo virado de algunos tramos y la ausencia absoluta de otro impulso que no fuera la propia inercia de cada elemento.
Las expresiones de asombro y las caras de satisfacción confirmaron el acierto de una iniciativa que llenó de ambiente las calles pejinas en una jornada en la que hasta lo meteorológico quiso sumarse a la fiesta con unos cielos despejados que hicieron sudar de lo lindo a los asistentes.
El buen hacer de la Policía Local, la Brigada Municipal, Cruz Roja la veintena de voluntarios de la organización permitieron minimizar los riesgos e hicieron compatible el sellado de la bajada con la circulación garantizada en los barrios de San Antonio y El Tinaco, los más afectados por la competición.
La entrega de trofeos confirmó el buen ambiente que reina entre unos deportistas encantados con el arranque de una nueva prueba a la que muchos ya se han comprometido a regresar. Un debut inolvidable para quienes ya han puesto la de Laredo como una cita fija del calendario anual de competiciones.
